miércoles, 23 de noviembre de 2011

El día de gloria de las PDAs


Ayer volvieron, y lo hicieron por la puerta grande. En sus pequeños circuitos, reposó durante unas horas el futuro de un país para los 4 próximos años. Estoy hablando de las PDAs, llamarme nostálgico si queréis, pero estos pequeños artilugios que no hace tantos años eran vistos como la quintaesencia de la tecnología digital, y que sin embargo, quedaron abocadas al ostracismo por el incipiente auge de los teléfonos móviles multifunción, ayer reverdecieron viejos laureles.

En efecto, la jornada electoral del 20N tuvo en las PDAs a su mayor aliado. El ministerio de del Interior confió a la empresa Indra la responsabilidad del recuento de votos, así como la transmisión y difusión del escrutinio. Una labor que la compañía de TI desarrolló con éxito, pues a las pocas horas de cerrarse la jornada electoral, ya se conocían los resultados.

Las cifras asustan: 14.000 PDAs en las más de 60.000 mesas electorales repartidas a lo largo y ancho de la geografía española. Todas sincronizadas con el Centro de Recogida de Información en Madrid (CRI), al que hacían llegar los datos de forma directa (sin pasar por subdelegaciones provinciales) a través de una plataforma de comunicación multicanal. El resultado, una agilización y optimización sin precedentes hasta la fecha, en las tareas de recuento y transmisión del escrutinio.

Fue solo un día, y durante unas pocas horas, pero las PDAs demostraron ser todavía de gran utilidad. Un hecho que nos obliga a reflexionar sobre si esa velocidad voraz a la que avanza la tecnología, responde más a criterios de obsolescencia e innovación, o por el contrario, a modas y factores comerciales.

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